¿Cómo dejé de ser un esclavo de las pantallas?

Cómo dejé de ser un esclavo de las pantallas: el testimonio de un alumno que superó su adicción


David, un alumno de 4º de ESO, nos cuenta cómo logró vencer su adicción a las pantallas, que le había causado graves problemas en su salud, su rendimiento, y su vida social. Su historia es un ejemplo de superación, de valentía, y de madurez. En este debate, moderado por el profesor Francesc, David responde a las preguntas de sus compañeros, y les da consejos para usar la tecnología de forma positiva, responsable, y moderada.

  • Francesc: Buenos días, queridos alumnos y alumnas. Hoy tenemos una actividad muy especial en el salón de actos. Vamos a escuchar el testimonio de uno de nuestros compañeros, que ha tenido la valentía y la generosidad de compartir con nosotros su experiencia personal. Se trata de David, un alumno de 4º de ESO, que ha superado un problema muy grave y muy común en nuestra sociedad: la adicción a las pantallas.

    Como sabéis, las pantallas son una parte importante de nuestra vida cotidiana. Nos sirven para comunicarnos, para informarnos, para entretenernos, para aprender. Pero también pueden tener un lado negativo, si no las usamos de forma adecuada, si abusamos de ellas, si nos aíslan, si nos distraen, si nos obsesionan. Entonces, las pantallas se convierten en un problema, en una adicción, en una enfermedad.

    David ha vivido en primera persona esta situación. Ha pasado por momentos muy difíciles, pero también ha sabido reaccionar, buscar ayuda, y cambiar su vida. Ha logrado vencer su adicción a las pantallas, y hoy nos va a contar cómo lo hizo, qué aprendió, y qué consejos nos puede dar. Creo que su historia es muy interesante, muy inspiradora, y muy útil para todos nosotros. Por eso, le agradezco mucho que haya aceptado esta invitación, y le pido un fuerte aplauso. David, te cedo la palabra.


  • David: Gracias, Francesc. Y gracias a todos vosotros por estar aquí, y por escucharme. Sé que no es fácil hablar de estos temas, ni tampoco escucharlos. Pero creo que es necesario, porque creo que muchos de vosotros podéis estar pasando por lo mismo que yo pasé, o podéis estar en riesgo de hacerlo. Por eso, quiero contaros mi historia, para que sepáis que se puede salir de la adicción a las pantallas, para que os animéis a hacerlo si estáis en una situación similar. Para que os deis cuenta de que la vida es mucho más que una pantalla, de que hay un mundo maravilloso ahí fuera, esperando a ser descubierto. Para que os preguntéis qué estáis haciendo con vuestra vida, y qué queréis hacer con ella.

  • Francesc: Gracias a ti, David, por tu valentía y tu sinceridad. Antes de que empieces a contarnos tu historia, me gustaría hacer algunas preguntas, para que los demás puedan conocerte mejor, y para que puedas contextualizar tu experiencia. ¿Te parece bien?
  • David: Sí, claro, me parece bien.

  • Francesc: Bien, pues la primera pregunta es: ¿cuándo empezaste a usar las pantallas, y qué tipo de pantallas usabas?
  • David: Pues yo empecé a usar las pantallas hace unos dos años, cuando me regalaron mi primer móvil. Al principio, solo lo usaba para comunicarme con mis amigos, jugar algún juego, o ver algún vídeo. Pero poco a poco, me fui enganchando cada vez más. Empecé a pasar horas y horas navegando por las redes sociales, viendo vídeos de YouTube, o jugando a juegos online. No podía dejar el móvil ni un momento. Lo llevaba siempre conmigo, incluso al baño o a la cama. Lo miraba constantemente, esperando alguna notificación, algún mensaje, algún like. Me sentía ansioso si no tenía el móvil cerca, o si no tenía conexión a internet.

  • Francesc: ¿Y solo usabas el móvil, o también usabas otras pantallas?
  • David: No, no solo usaba el móvil. También me pasaba lo mismo con el ordenador y la consola. Me encantaba jugar a videojuegos, sobre todo a los que eran online y multijugador. Me gustaba la sensación de competir, de ganar, de sentirme parte de un equipo. Me olvidaba de todo lo demás cuando estaba jugando. No me importaba nada más que el juego. No hacía los deberes, no estudiaba, no salía de casa, no hacía deporte, no hablaba con mi familia. Solo quería jugar y jugar.

  • Francesc: ¿Y qué tipo de juegos jugabas? ¿Qué te atraía de ellos?
  • David: Pues jugaba a todo tipo de juegos, pero sobre todo a los de acción. Me atraía la emoción, el reto, la diversión, la adrenalina. Me gustaba sentirme poderoso, hábil, inteligente y exitoso. Me gustaba escapar de la realidad, y vivir en un mundo virtual, donde podía hacer lo que quisiera, sin consecuencias, sin límites, sin responsabilidades.

  • Francesc: ¿Y cómo te sentías cuando jugabas? ¿Y cuando no jugabas?
  • David: Cuando jugaba, me sentía bien, me sentía feliz, me sentía satisfecho. Cuando no jugaba, me sentía mal, me sentía triste, me sentía vacío. Tenía ganas de volver a jugar, de sentirme bien otra vez, de llenar ese vacío. No podía dejar de pensar en el juego, en lo que había hecho, en lo que iba a hacer, en lo que me esperaba. Me distraía, me aburría, me frustraba. No disfrutaba de nada más que del juego.

  • Francesc: ¿Y cómo afectó esto a tu vida? ¿Qué consecuencias tuvo para ti?
  • David: Pues tuvo muchas consecuencias negativas, tanto para mí como para los que me rodeaban. Por ejemplo, mis notas bajaron mucho, suspendí muchas asignaturas. Mi salud también se resintió, engordé, me salieron granos, me dolía la espalda, la vista, la cabeza. Mi vida social se redujo, dejé de salir con mis amigos, de hablar con mi familia, de conocer gente nueva. Mi autoestima también se deterioró, me sentía inseguro, inferior, culpable. Mi vida se convirtió en un caos, un desastre, un infierno.

  • Francesc: Vaya, David, lo siento mucho. Debe haber sido muy duro para ti. ¿Y cómo te diste cuenta de que tenías un problema? ¿Qué te hizo reaccionar?
  • David: Pues me di cuenta de que tenía un problema gracias a ti, Francesc. Fue cuando me llamaste a tu despacho y me mostraste mis notas. Me dijiste que estabas muy preocupado por mí, que habías notado un cambio en mi actitud, que me veías más apático, más aislado, más irritable. Me preguntaste si tenía algún problema, si necesitaba ayuda, si quería contarle algo.

  • Francesc: ¿Y cómo reaccionaste tú?
  • David: Pues mal, la verdad. Me puse a la defensiva. Te dije que no tenía ningún problema, que no necesitaba ayuda, que no tenía nada que contarle. Te dije que me dejaras en paz, que no te metieras en mi vida, que yo sabía lo que hacía. Me levanté y me fui, enfadado y molesto.

  • Francesc: ¿Y por qué crees que reaccionaste así?
  • David: Pues supongo que porque no quería admitir que tenías razón, que algo no iba bien en mi vida, que estaba desperdiciando mi potencial, que estaba dejando de lado cosas importantes. Supongo que porque tenía miedo, vergüenza, orgullo. Supongo que porque estaba en negación, que es una fase típica de la adicción.

  • Francesc: Exacto, la negación es una forma de protegernos de la realidad, de no enfrentarnos a nuestros problemas, de no reconocer nuestra responsabilidad. Pero también es una forma de engañarnos, de no solucionar nada, de empeorar las cosas. Por eso, es importante superar la negación, y aceptar que tenemos un problema, y que necesitamos ayuda. ¿Y cómo lo hiciste tú?
  • David: Pues lo hice gracias a ti, otra vez. Porque tus palabras me hicieron pensar. Porque me diste un toque de atención, un aviso, una oportunidad. Porque me mostraste que te importaba, que te preocupabas, que me querías ayudar. Porque me hiciste ver que no estaba solo, que había gente que me apoyaba, que me entendía y que me quería.

  • Francesc: Bueno, yo solo hice lo que tenía que hacer, lo que haría cualquier profesor, cualquier persona, que ve a alguien que lo está pasando mal, y que quiere ayudarlo. Pero el mérito es tuyo, David, porque tú fuiste el que tomó la decisión de cambiar, de buscar ayuda, de mejorar tu vida. ¿Y cómo lo hiciste? ¿A quién acudiste? ¿Qué pasos seguiste?
  • David: Pues lo primero que hice fue hablar con mis padres. Les conté lo que me pasaba, lo que sentía, lo que necesitaba. Al principio, se sorprendieron, se asustaron y se enfadaron. No entendían cómo había llegado a ese punto, cómo no me había dado cuenta antes, cómo no les había dicho nada. Pero luego, se calmaron, se compadecieron y se implicaron. Me dijeron que me querían, me perdonaban y que me ayudarían. Me buscaron un psicólogo, que me atendió y me orientó. Me hizo unas pruebas, unas preguntas y me dió unas sugerencias. Me diagnosticó una adicción a las pantallas, y me propuso un tratamiento.

  • Francesc: ¿Y en qué consistía el tratamiento?
  • David: Pues consistía en varias cosas. Por un lado, tenía que ir a terapia una vez por semana, para hablar con el psicólogo, para expresar mis emociones, para resolver mis conflictos, para aprender a gestionar mi ansiedad, mi aburrimiento, mi frustración, mi enfado. Por otro lado, tenía que ponerme unas normas y unos límites, para reducir el tiempo que dedicaba a las pantallas, para usarlas de forma responsable, consciente y moderada. Por ejemplo, tenía que apagar el móvil por la noche, no usarlo en clase, ni en las comidas, ni en el baño. Tenía que limitar el uso del ordenador y la consola a una hora al día, y solo después de hacer los deberes y estudiar. Tenía que evitar las redes sociales, los vídeos, y los juegos que me generaban más adicción, y sustituirlos por otros más educativos, creativos, o relajantes. Por último, tenía que buscar otras actividades y aficiones, para descubrir otras formas de divertirme y de relacionarme con los demás. Por ejemplo, tenía que hacer deporte, leer, dibujar, tocar la guitarra, salir con mis amigos, hablar con mi familia, conocer gente nueva.

  • Francesc: ¿Y cómo te fue con el tratamiento? ¿Qué dificultades encontraste? ¿Qué beneficios obtuviste?
  • David: Pues al principio, me fue muy difícil. Me costó mucho adaptarme al cambio. Sentía mucha ansiedad, mucho aburrimiento, mucha frustración, mucho enfado. Tenía muchas ganas de volver a las pantallas, de escapar de la realidad, de sentirme cómodo y seguro. No podía dejar de pensar en el juego, en lo que había hecho, en lo que iba a hacer, en lo que me esperaba. Me distraía, me aburría, me frustraba. No disfrutaba de nada más que del juego.

  • Francesc: ¿Y cómo superaste esas dificultades?
  • David: Pues con mucho esfuerzo, con mucha paciencia y con mucho apoyo. Con el esfuerzo de cumplir las normas, de resistir la tentación, de probar cosas nuevas. Con la paciencia de entender que el cambio no es fácil, que lleva tiempo, que hay altibajos. Con el apoyo del psicólogo, de mis padres, de mis amigos, de mis profesores, de la gente que me quería y me ayudaba.

  • Francesc: ¿Y qué beneficios obtuviste?
  • David: Pues muchos, la verdad. Por ejemplo, mis notas mejoraron mucho, aprobé todas las asignaturas. Mi salud también mejoró, adelgacé, se me quitaron los granos, me dejó de doler la espalda, la vista y la cabeza. Mi vida social se amplió, volví a salir con mis amigos, a hablar con mi familia, a conocer gente nueva. Mi autoestima también aumentó, me sentí más seguro, más capaz y más orgulloso. Mi vida se transformó, se ordenó y se iluminó.

  • Francesc: Me alegro mucho, David, de que hayas conseguido todo eso. Eres un ejemplo de superación, de valentía, de madurez. Has logrado vencer tu adicción a las pantallas, y has recuperado tu vida. Has demostrado que se puede salir de este problema, que se puede usar la tecnología de forma positiva, que se puede ser feliz sin depender de una pantalla. Te felicito, y te doy las gracias por compartir tu historia con nosotros. Creo que nos has dado una lección muy importante, muy inspiradora, y muy útil. Ahora, si te parece, vamos a abrir un turno de preguntas, para que los demás alumnos puedan preguntarte lo que quieran, y tú puedas responderles. ¿Quién quiere empezar?

  • Laura: Hola, David, soy Laura, de 3º de ESO. Quería preguntarte cómo hiciste para dejar de usar las redes sociales, porque yo también estoy enganchada a ellas, y no sé cómo dejarlas.
  • David: Hola, Laura, gracias por tu pregunta. Pues lo que hice pedír a mis padres que me controlaran el uso del móvil, y que me lo quitaran si veían que me pasaba. Y además, intenté buscar otras formas de comunicarme con mis amigos, como llamándolos por teléfono, o quedando con ellos en persona. Así, poco a poco, fui perdiendo el interés por las redes sociales, y me di cuenta de que no me aportaban nada, y de que me hacían perder el tiempo.

  • Pedro: Hola, David, soy Pedro, de 4º de ESO. Quería preguntarte cómo hiciste para dejar de jugar a videojuegos.
  • David: Hola, Pedro, gracias por tu pregunta. Pues lo que hice fue desinstalar muchos de los juegos de mi ordenador y de mi consola, y guardarlos en un sitio donde no los pudiera ver. Y además, intenté buscar otros juegos que no fueran tan adictivos, ni tan violentos, ni tan competitivos, y que me aportaran algo más que diversión, como aprendizaje, creatividad, o relajación.
  • Francesc: ¿Y qué juegos encontraste?
  • David: Pues busqué algunos juegos que eran sobre historias y aventuras, evitando aquellos que sólo son de disparos, violencia, o adictivos los típicos que finalizan cada 20 minutos y te enganchas con recompensas. Los juegos de este tipo son los más adictivos.
  • Francesc: ¿Y te gustaron esos juegos?
  • David: Pues al principio, no mucho, la verdad. Me parecían aburridos. Pero luego, les fui cogiendo el gusto, y me di cuenta de que eran más interesantes, más variados, más enriquecedores, me recordaban mucho a la lectura de los libros, o cuando disfrutas viendo una buena película de aventuras y acción, donde tu te conviertes en protagonista. Me di cuenta de que podía aprender cosas nuevas, expresar mi personalidad, y relajar mi mente.
  • Francesc: Me parece muy bien, David, que hayas encontrado esos juegos alternativos, que te hayan ayudado a diversificar tu ocio, y a mejorar tu bienestar. Ahora, vamos a seguir con el turno de preguntas. ¿Quién quiere seguir?

  • Marta: Hola, David, soy Marta, de 2º de ESO. Quería preguntarte cómo hiciste para dejar de ver vídeos, porque yo también estoy enganchada a ellos, y no sé cómo dejarlos.
  • David: Hola, Marta, gracias por tu pregunta. Intenté buscar otros vídeos que no fueran tan adictivos, ni relatos cortos, ni tan superficiales, y que me aportaran algo más que entretenimiento, como información, cultura, o humor.
  • Francesc: ¿Y qué vídeos encontraste?
  • David: Pues encontré algunos vídeos informativos para hacer actividades que me gustan. También algunos vídeos humorísticos, como los de monólogos, sketches, o parodias, desechando los típicos vídeos de Tiktok de pallasadas que realmente no me aportaban nada, y que más bien perjudicaban la realidad que tenía de lo que eran un comportamiento sano.

  • Carlos: Hola, David, soy Carlos, de 1º de ESO. Quería preguntarte cómo te decidiste a hacer deporte.
  • David: Hola, Carlos, gracias por tu pregunta. Pues lo que hice fue apuntarme a un club deportivo, donde me dieron clases de pádel y entrenaba en piscina. También recuperé la bicicleta que tenía abandonada, y salía a pasear por el parque, o por el campo con amigos que hacía mucho con los que no salía. Al principio me parecía cansado y duro. Pero luego, le fui cogiendo el gusto, y me di cuenta de que era divertido, saludable, y gratificante. Me di cuenta de que podía mejorar mi forma física, liberar mi estrés, y sentirme mejor conmigo mismo.

  • Ana: Hola, David, soy Ana, de 4º de ESO. Quería preguntarte cómo hiciste para leer, porque yo también estoy enganchada a las pantallas, y no sé cómo empezar.
  • David: Hola, Ana, gracias por tu pregunta. Pues lo que hice fue ir a la biblioteca, y pedir consejo a la bibliotecaria, que me recomendó algunos libros que podían gustarme. Además resulta que tenemos un club de lectura en el colegio, donde comentábamos los libros que leíamos, y compartíamos nuestras opiniones, y recomendaciones. Y además, intenté leer en momentos en los que no tenía nada que hacer, como en el autobús, o en la cama, antes de dormir. Al principio me costó, pero le fui cogiendo el gusto, y me di cuenta que podía viajar a otros mundos, conocer a otros personajes, vivir otras aventuras. Además me servía para relajarme y mejorar mi vocabulario.

  • Sara Hola, David, soy Sara, de 3º de ESO. Quería preguntarte cómo te sientes ahora, después de haber superado tu adicción a las pantallas.
  • David: Hola, Sara, gracias por tu pregunta. Pues la verdad es que me siento muy bien, muy feliz, muy orgulloso. Me siento como si hubiera recuperado mi vida, mi libertad, mi identidad. Me siento como si hubiera crecido, madurado, evolucionado. Me siento como si hubiera abierto los ojos, y hubiera descubierto un mundo nuevo, lleno de posibilidades, de oportunidades, de experiencias. En unas palabras he ganado a las pantallas el control de mi tiempo.

  • Luis; Hola, David, soy Luis, de 2º de ESO. Quería preguntarte si crees que la tecnología es mala.
  • David: Hola, Luis, gracias por tu pregunta. Pues yo creo que la tecnología no es ni buena ni mala en sí misma, sino que depende del uso que le demos. La tecnología es una herramienta, que nos puede servir para muchas cosas, tanto positivas como negativas. Lo importante es saber usarla de forma responsable, consciente y moderada. No dejar que nos controle o nos aísle, sino que nos conecte, nos ayude y nos enriquezca.
  • Francesc: Me parece una respuesta muy acertada, David. Creo que has entendido muy bien el sentido y el valor de la tecnología, y que has aprendido a usarla de forma adecuada. Creo que has desarrollado una actitud crítica, reflexiva, y equilibrada. Creo que has adquirido una competencia digital, que te será muy útil en el futuro. Te felicito, y te doy las gracias por compartir tu opinión con nosotros. ¿Quién quiere seguir?

  • Pablo: Hola, David, soy Pablo, de 3º de ESO. Quería preguntarte cómo te inspirantes para tocar la guitarra.
  • David: Hola, Pablo, gracias por tu pregunta. Pues lo que hice fue pedirle prestada una guitarra a mi primo, que ya no la usaba, y empezar a practicar con ella. También me apunté a unas clases de guitarra, donde me enseñaron algunos acordes, algunas canciones, y algunas nociones básicas. Y además, intenté escuchar mucha música, de diferentes estilos, y de diferentes artistas. Al principio como todo me parecía difícil y por momentos aburrido. Pero luego, le fui cogiendo el gusto, y me di cuenta de que era divertido, relajante, y gratificante. Me di cuenta de que podía hacer música, disfrutar de la música, y compartir la música.

  • María: Hola, David, soy María, de 2º de ESO. Quería preguntarte cómo hiciste para salir con tus amigos, porque en mi caso muchos estamos enganchados y cuesta mucho salir.
  • David: Hola, María, gracias por tu pregunta. Pues lo que hice fue llamar a mis amigos, que hacía tiempo que no veía, y proponerles quedar para hacer algo juntos. También me apunté a algunas actividades extraescolares, donde conocí a otros chicos y chicas, con los que compartía gustos e intereses. Y además, intenté ser más sociable, más abierto con la gente que me encontraba en el instituto, en el barrio, o en cualquier sitio.
  • Francesc: Creo que has hecho un gran trabajo, y que has demostrado mucha madurez y mucha responsabilidad. Ahora, vamos a terminar con el turno de preguntas, para que David pueda descansar, y para que podamos reflexionar sobre lo que hemos escuchado. ¿Alguien quiere hacer la última pregunta?

  • Raúl: Hola, David, soy Raúl, de 1º de ESO. Quería preguntarte qué consejo le darías a alguien que está enganchado a las pantallas, y que quiere dejar de estarlo.
  • David: Hola, Raúl, gracias por tu pregunta. Pues el consejo que le daría es que no tenga miedo, que no se avergüence, que no se sienta solo. Que sepa que hay mucha gente que está pasando por lo mismo, o que lo ha pasado, y que puede ayudarle. Que hay mucha gente que le quiere, que le apoya, que le comprende, que le necesita, que le quiere ver feliz. Que se anime a pedir ayuda, a buscar soluciones, a cambiar su vida y que se puede salir de la adicción a las pantallas, que se puede usar la tecnología de forma positiva, que se puede ser feliz sin depender de una pantalla.
  • Francesc: Gracias, David, por tu consejo. Creo que es muy acertado, muy sincero, y muy útil. Creo que has dado una respuesta muy valiosa, que puede servir de inspiración y de motivación para muchos de nosotros. Creo que has cerrado con broche de oro este debate, que ha sido muy enriquecedor, y muy educativo. Te felicito, y te doy las gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Creo que nos has dado una lección muy importante, muy inspiradora, y muy útil.

  • Y ahora, queridos alumnos y alumnas, me gustaría terminar este debate con una pequeña reflexión. La reflexión es que la tecnología es una parte de nuestra vida, pero no es toda nuestra vida. La tecnología es una forma de comunicación, pero no es la mejor. La tecnología es una forma de diversión, pero no es la más satisfactoria. La tecnología es una aliada, pero no es una amiga.

    Y tu David, ¿quieres acabar con una reflexión?

  • David: Si gracias Francesc, para mí sería:
No permitáis que las pantallas os quiten lo mejor de la vida, permitid que la vida os dé lo mejor de las pantallas.  

 

  • Francesc: Muchas gracias por vuestra atención, y espero que hayáis disfrutado de este debate. Un fuerte aplauso para David, y hasta la próxima.




 

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